Charcos y Ballenas.
Las palabras que quedan por decir.

Casi todo lo que realmente nos importa, nos ocurre cuando menos lo esperamos.

Es otoño en la región de Champagne, al noroeste de Francia, y la lluvia reciente ha ido dejando su rastro en forma de charcos donde el momento y el instante son los protagonistas de lo efímero.

Ya no hay sonido de lluvia, queda el ritmo del bosque, quedan los charcos, su tierra, su tiza, sus hojas, sus insectos, su latido fugaz, queda el polvo posado en el espejo del agua.

La convivencia se hace jabón y leche, … y calma.

Las copas de los árboles, las ramas veladas a veces y descubiertas otras van haciendo del charco una imagen más profunda, más pozo, más enigmática.

El sobresalto de la belleza.

Los charcos que mojan, los charcos que empapan, los charcos que encharcan.

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